Ha pasado poco más de una semana desde la tormenta negra.
Mi esposo no ha regresado y la enfermedad ahora azota a nuestro pueblo. Muchos han muerto y los que viven han... cambiado.
Estas eran personas a las que llamábamos vecino y amigo. Ahora cojean y se tambalean por la noche. Sus deformidades son tan grotescas como la locura en sus ojos.