Taumaturgo Condecorado del Imperio Eterno
El Padre de los Sueños — Leer
En este día, el 2do Sacrato de Verusi, 1334 I.C., el Ejército de Pureza recuerda a su siervo más devoto y amado, el Arzobispo Geofri de Phrecia.
En palabras de Geofri:
{Solo la voluntad y la verdad pueden prevalecer
sobre el mal de nuestro prójimo.}
- Alto Templario Voll, Comandante del Ejército de Pureza — Leer
A los trece años, con un cuchillo de trinchar en la mano, maté bestias para la diversión de los viles. A los quince años, me creyeron digno de luchar contra un hombre.
Era un carnicero, dos veces más grande y dos veces más estúpido que yo. Masacré al carnicero y a muchos como él; me abrí camino, muerte a muerte, y así salí del pozo de vísceras y llegué a la Gran Arena.
Pensé que encontraría riqueza y gloria en la arena. Estaba equivocado. Encontré algo mucho más precioso. Mi Lady Merveil. — Leer
Me arrodillé en la tierra de la Gran Arena, esperando el golpe mortal. Levanté mis ojos para observar mi muerte.
En cambio, la vi a ella. Merveil. Sus hermosos ojos se encontraron con los míos y supe que ella también me veía. Desvié el golpe de mi oponente y maté al hombre con su propia daga.
Luchar siempre había sido para sobrevivir. El instinto primitivo de matar o morir. Ahora la lucha tenía otra razón. Amor. — Leer
El anterior Rey de Espadas era un hombre gigante, más rápido y más fuerte que yo. Sin embargo, solo necesité mirar a mi Lady Merveil para saber que no tenía otra opción. No podía morir hoy.
Le hice temblar bajo cada parada, al golpearlo con toda mi fuerza, tanta que sentía que mis brazos podrían quebrarse con cada impacto. Mientras tanto, estudié su rostro, a la espera del momento en que empezara a dudar. Tardó una hora, pero finalmente llegó.
Ardiendo de dolor, vacío de agotamiento, entré en la zona de su vacilante golpe y corté la garganta del gigante.
No hice mi saludo de victoria. Me arrodillé en la arena, miré a Merveil y clamé por la mano de mi Lady en matrimonio.
A partir de ese día, llevé la Corona de Espadas sobre mi cabeza y un anillo de amor eterno en mi dedo. — Leer