Este mundo es insípido y feo, un festín imperfecto para la vista, sentimientos y olores que repugnan y deprimen. Pero entre toda esta deformidad, he encontrado mi sublime llamada. Puede que este mundo sea abominable, pero hasta cierto grado, puedo ser su salvador.
He sido bendecido con una vista especial. Delante de mí se encuentra un plano de perfección, una especie de belleza escondida entre la piel, músculos, tendones y órganos. Con una mano moderada y una cuchilla afilada, recrearé, reformaré y haré renacer este mundo.
Mi obligación es inmensa, algo que con toda seguridad consumirá mi vida. ¡No puedo descansar! Mi llamada me excita. Tal es la maldición y compulsión de un artista. — Leer