Tus suaves susurros debajo de la tierra erizan mi piel, como el aliento de un amante contra mi cuerpo. No duermo. Escucho tu nombre dentro de mi cráneo. Arakaali. Ningún nombre ha tenido un sabor tan dulce en mi lengua.
He escuchado historias, historias de una belleza maldita. El semblante de una mujer, una joya que anda por las calles en los últimos días de un gran imperio. Escuché que buscabas víctimas, pero conozco la verdad. Buscas un hombre que te ame, para romper el hechizo. Esperabas que el amor verdadero te permitiese deshacerte de tu cuerpo de ocho patas, para convertirte en una diosa del amor una vez más.
Me comprometo a ti, mi señora Vaal. Te prometo amor, pues yo soy el hombre que has estado esperando. Unos corruptos amantes de cadáveres afirman adorarte, te llaman la Hilandera de las Sombras, pero solamente has hilado sombras de deseo en mi corazón.
Dulce Arakaali, he encontrado tu altar. Haré la llamada. Te devolveré tu belleza. Te alzaré de las negras fosas de la desesperación y juntos reinaremos en Wraeclast en gloria… para siempre. — Leer