Juré "cuidar al imperio con mis ojos abiertos". Le mentí a mi gente. Me mentí a mí mismo. Enceguecido en mi lujuria por la "pureza", deposité mi fe en el hombre más corrupto de todos.
Ahora observo cómo muere mi legión, cómo su carne se derrite en sus retorcidos huesos. Caen... y se levantan. Una marea de muerte mortal y condena eterna.
Ahora siento todo en carne propia. El calor. La corrupción.
Te he fallado, mi Imperio de Pureza. No me olvides pero por favor, sigue viviendo luego de mi muerte.