Inscripción de bronce Text Audio /4 ⍟
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"En la impresionable juventud de mi reinado, se me animó a creer en la valiosa naturaleza de mi sangre imperial. El 'clarete divino', es lo que repetía un necio cortesano con tediosa regularidad.

Desafortunadamente, mi clarete divino rechazó verterse de una copa a otra. Por mucho que lo intentase, con una procesión encantadora de jóvenes y dedicadas esposas, mi noble semilla simplemente no germinaba.

¿A quién elegir, entonces, como mi digno sucesor? Como los candidatos a mano eran mediocres en el mejor de los casos, y maníacos en el peor de los casos, me encontré con un gran dilema.

Fue entonces cuando Fortuna me llevó de la mano y me condujo hacia un tomo olvidado en un estante olvidado del rincón más silencioso de la Librería de Sarn. Un tomo llamado, 'Tradiciones Antiguas de la Ascendencia Azmeri'.

El resto, como suele decirse, es historia".

- Emperador Izaro Phrecius
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"Los Azmerianos fueron la primera cultura conocida en la historia en usar prueba de fuerza, sabiduría y espíritu para seleccionar a sus jefes.

La Prueba del Primer Señor era un laberinto diseñado toscamente, lleno de animales salvajes y trampas brutales, construido para poner a prueba el cuerpo, la mente y el espíritu de los Azmerianos aspirantes a líder.

Al conquistar las adversidades del laberinto, un campeón demostraba que eran capaz de aguantar la aplastante responsabilidad que conlleva ser el jefe.

Las primeras pruebas eran dispositivos simples que reflejaban tiempos simples. A medida que la civilización Azmeriana crecía en número y complejidad, también lo hacían las pruebas, desde entramados traicioneros, a abrumadores laberintos.

Por desgracia, no ha sobrevivido ninguna descripción acerca del laberinto que puso a prueba y demostró la valía de Veruso, Prima Imperialus. Imagino que era algo digno de contemplar".

- Emperador Izaro Phrecius"
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"Los Azmerianos eran supervivientes consumados. Tenían que serlo, al haber nacido en la región de montañas más inhóspita de Wraeclast.

Desafortunadamente, dirían algunos. Yo no. Creo que fue lo que los forjó. Y a nosotros, sus descendientes.

Así que no es de extrañar que desarrollasen la Prueba del Señor. Al ser la supervivencia una preocupación a tener en cuenta en cada momento, esas personas acosadas llegaron a entender el poder íntimamente.

Un fuerte liderazgo es capaz de superar el abismo entre la existencia y la extinción. Un liderazgo débil puede llegar a hacer desaparecer a una tribu entera dentro de ese mismo abismo.

Cuando los Azmerianos descendieron desde sus montañas para conquistar las fecundas tierras del centro de Wraeclast, prosperaron y se multiplicaron con una gran celeridad en esos climas tan compasivos.

¿Pues no es la pobreza la que nos enseña cómo podemos distinguirlos en tiempos de prosperidad?"

- Emperador Izaro Phrecius
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"La tradición de la Prueba del Señor se mantuvo a través de los años de fundación del Imperio. El sucesor de Veruso, Caspiro, era un legionario de clase baja, el único superviviente de un laberinto que ha reclamado las vidas de todos los contendientes de clase alta, incluido el único hijo de Veruso.

Caspiro demostró ser un emperador tan valioso como Veruso.

Desgraciadamente, El Señor del Laberinto fue corrompido por aquellos que tienen la vanidad de considerar su sangre más preciada que su Imperio. La sangre egoísta da lugar a tiempos egoístas, y el Imperio lo pagó con su propia sangre. Con la Noche de Mil Cintas. Con el más regio de los caníbales, la Emperadora Romira.

Pero nunca más. Yo Izaro Phrecius, haré que volvamos a la Justicia. Construiré el mayor Laberinto del Señor de toda la historia Azmeri, y mi sucesor será elegido por la propia Diosa.

Solo cuando el Laberinto del Señor esté empapado con sangre egoísta, un verdadero líder podrá ascender al trono".

- Emperador Izaro Phrecius
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