Arohongui, Hija de la Luna, estaba preparando un banquete para celebrar el regreso de Tukohama de su guerra contra los Primeros de los Ezomitas. Tawhoa, Hijo del Bosque, pidió a cada pájaro que sacrificara a uno de su tipo para el banquete. Le entregó estas ofrendas a Arohongui, quien las cocinó en una hoguera de piedras.
Ver a todos esos pájaros robustos asándose hizo que Kitava se sintiera muy hambriento, y por eso se ofreció a vigilarlos para asegurarse de que no se quemaran mientras Arohongui descansaba durante el calor del día. Arohongui le agradeció su gentileza a Kitava, pero, mientras ella dormía, Kitava se comió todos los pájaros de la hoguera, su carne, huesos, entrañas y demás.
Cuando despertó, Arohongui se sintió furiosa al ver que Kitava le había mentido al decir que vigilaría a los pájaros, pues su intención real era comérselos todos. Cuando Tukohama regresó a casa en su poderosa canoa, Arohongui le pidió que castigara a Kitava por su gula egoísta.
Tukohama, el Padre de la Guerra, accedió y se quitó el colmillo más afilado de su propia boca. Luego pidió a Arohongui y Tawhoa que sostuvieran con firmeza a Kitava para que pudiera cortar la cara de Kitava con el colmillo. Los dos cortes cegaron a Kitava y formaron una cruz sangrienta en su rostro.
Desde ese día, Kitava ya no podría prometer que vigilaría las cosas que en verdad se proponía devorar.
Narrado por el esclavo Utula
Transcrito por Irwen de Teópolis — Leer