Durante un corto tiempo después de que perdiéramos a Sirus, hubiese llamado amigos a mis compañeros exiliados. Quizás incluso familia. Se forma un cierto lazo entre quienes creen que están por morir, y eso nos mantenía concentrados… pero no morimos. Sirus se sacrificó y logró la victoria.
¿A qué costo? Estamos a la deriva. Cada uno de nosotros ve lo que desea en el amorfo horizonte, y sigue su propio camino. Vi a Baran seguir su cruzada con ira justiciera, aunque no sé hace cuánto tiempo, porque el sol es falso en este lugar. Sospecho que cada valle que atravieso tiene un sol solo porque yo espero que esté ahí en el cielo. ¿Esos valles tienen un cielo solo porque yo espero que esté ahí? Ya no creo en absolutamente nada.
No me consideraría amargada, pero veo cómo los demás descienden mientras me mantengo firme en mis convicciones. Drox cree que puede crear una nueva tierra en este lugar, con él como rey. Su orgullo lo aleja cada vez más de mí. Al-Hezmin busca perfeccionar sus habilidades contra enemigos cada vez más peligrosos en el vano intento de ser más poderoso que Drox y Baran. Es un curioso caso de envidia que envenena tanto su alma como la tierra de su alrededor.