¿Un exiliado ha vuelto? ¿Cómo es eso posible? Y se trata de un guerrero Karui. Descendiendo desde el cielo para destruir a nuestros enemigos como lo hacía Tukohama en las historias que mi madre me solía contar. Bueno, tu “intervención divina” nos dio justo la distracción que necesitábamos para tomar esta torre, así que si sigues haciendo cosas como esa, quizás tenga que empezar a creer en los dioses de nuevo. — Introducción |
¿Un exiliado ha vuelto? ¿Cómo es eso posible? Y se trata de un Templario. Caminando fuera de la luz del sol para destruir a nuestros enemigos como lo hacía Ramako en las historias que mi madre me solía contar. Bueno, tu “intervención divina” nos dio justo la distracción que necesitábamos para tomar esta torre, así que si sigues haciendo cosas como esa, quizás tenga que empezar a creer en los dioses de nuevo. — Introducción |
{¿Un exiliado ha vuelto? ¿Cómo es eso posible? Alzándose desde la oscuridad para reclamar las almas de nuestros enemigos como lo hacía Hinekora en las historias que mi madre me solía contar. Bueno, tu “intervención divina” nos dio justo la distracción que necesitábamos para tomar esta torre, así que si sigues haciendo cosas como esa, quizás tenga que empezar a creer en los dioses de nuevo.}{¿Una exiliada ha vuelto? ¿Cómo es eso posible? Alzándose desde la oscuridad para reclamar las almas de nuestros enemigos como lo hacía Hinekora en las historias que mi madre me solía contar. Bueno, tu “intervención divina” nos dio justo la distracción que necesitábamos para tomar esta torre, así que si sigues haciendo cosas como esa, quizás tenga que empezar a creer en los dioses de nuevo.} — Introducción |
Y gracias por terminar con ese último capataz. No sé qué tipo de madre podría haber dado a luz a esa ballena amante de la tierra, pero tuvimos suerte de que no estuviera aquí cuando tomamos esta torre. Nos habría esparcido por el suelo como si fuéramos mantequilla en un trozo de pan.
Toma, quédate con algo, por ayudarnos en nuestra lucha desesperada. — Capataz Krow |
Gracias. Al matar a Casticus, nos has dado una oportunidad de luchar.
Y con relación a sus ojos… siento que hayas tenido que hacer eso, pero aunque la solución de Utula pueda parecer brutal, he visto a hombres Karui quedarse ciegos con un atizador caliente simplemente por mirar una fracción de segundo de más a una dama Oriathana. Sí, esto es una guerra… y un poco de venganza también.
Toma esto, como muestra de nuestro agradecimiento. — Justicar Casticus |
Lo hemos estado planeando durante meses. Difundiendo la palabra. Robando armas. Reuniendo apoyo. Utula y sus seguidores hicieron la mayoría del trabajo sucio. Yo simplemente llevé unos cuantos mensajes por aquí y por allá. Debería haber sabido que terminaría de esta forma cuando comenzó la lucha de verdad.
Fue en la hora más oscura antes del amanecer, cuando rompimos nuestras cadenas y todos los cuellos de capataces que pudimos agarrar con nuestras manos. Tomamos el panóptico mientras el sol se alzaba sobre Teópolis, y hasta ahí llegamos. Cuando te enfrentas al frío acero y corazones aún más fríos, la ira solo te puede llevar hasta cierto punto. — Levantamiento |
Pocos de nosotros podemos decir que hemos dedicado nuestras vidas a algo mayor que nosotros mismos. ¿Tú puedes decirlo?
Creo que Utula puede. Desde el día en que lo conocí, no he visto a Utula hacer otra cosa que no sea en servicio a su pueblo.
Es listo. Podría haber escapado. Podría haber zarpado hacia Ngamakanui y nunca haber mirado atrás. Sin embargo, ahí está, nuestro heraldo de la libertad. Puede que yo muera a causa de esta herida, pero estaría dando nada más que una fracción de lo que Utula tiene para honrar la Tradición Karui. — Utula |
Aún no puedo comenzar a desbaratar las mentiras que nos ha dicho Utula, pero sí tengo este fragmento de verdad. Utula percibió el momento exacto cuando diste tu golpe final, cuando rompiste el poder del Templario. Se volvió hacia mí y me dijo esto:
“Ahora nuestro Rey viene hacia nosotros. Estará hambriento, muy hambriento. ¡Le prepararé un banquete!”
Luego reunió a sus seguidores y se fue.
¿A dónde ha ido? A la Plaza de Oriath. No necesitarás indicaciones. Simplemente sigue los gritos. — Utula |
{Has enviado al traidor a visitar a sus ancestros, ¿verdad? Esa sería una conversación interesante. No soy una {hatungo}, pero puedo prever que Utula andará un largo camino de pruebas y sufrimiento antes de ganarse un lugar en la mesa de los Ancestros.
Y así como el viaje de Utula continúa, también lo hace el tuyo, derecho hacia las fauces de Kitava.
No pretendo comprender la mente de un dios, pero conozco las historias. Kitava es paciente. Esperó en el hoyo más profundo del reino de Hinekora. Aguardará su momento mientras su hambre se esparce como la plaga que es, y cuando su tribu se haya repuesto, por cien veces más, Kitava se alzará una última vez para terminar el festín que comenzó. Oriath no es nada más que el aperitivo. Hay todo un mundo ahí afuera para que Kitava deguste.
Has demostrado que eres un héroe que puede matar leyendas. Veamos si puedes matar a un dios.}{Has enviado al traidor a visitar a sus ancestros, ¿verdad? Esa sería una conversación interesante. No soy una {hatungo}, pero puedo prever que Utula andará un largo camino de pruebas y sufrimiento antes de ganarse un lugar en la mesa de los Ancestros.
Y así como el viaje de Utula continúa, también lo hace el tuyo, derecho hacia las fauces de Kitava.
No pretendo comprender la mente de un dios, pero conozco las historias. Kitava es paciente. Esperó en el hoyo más profundo del reino de Hinekora. Aguardará su momento mientras su hambre se esparce como la plaga que es, y cuando su tribu se haya repuesto, por cien veces más, Kitava se alzará una última vez para terminar el festín que comenzó. Oriath no es nada más que el aperitivo. Hay todo un mundo ahí afuera para que Kitava deguste.
Has demostrado que eres una heroína que puede matar leyendas. Veamos si puedes matar a un dios.} — Utula |
Estaría muerta ahora mismo si no fuera por Vilenta. Solo espero poder vivir lo suficiente para devolverle el favor. ¿Y cómo haré eso? Persuadiendo a Utula para que no le corte el cuello a Vilenta.
Por lo que a mí respecta, nuestros pasados están tan rotos como nuestras cadenas. — Vilenta |
Bannon es… inesperado. Por lo menos no es el tipo de Templario con el que estoy acostumbrada a tratar. Sus ideas acerca de Inocencia casi no tienen sentido para mí. La forma en la que adora a Inocencia y recibe tanto poder a cambio, es como si su devoción realmente sacara lo mejor de su dios.
¿Pero cómo es eso posible? Un dios es un dios. Nos bendicen y nos maldicen, no al revés. Sin embargo, para Bannon de alguna forma es… distinto. — Bannon |
Cuando era un mensajero para la casa de mi padre, cruzaba la Plaza de la Catedral cien veces al día. En los días más hermosos la plaza estaba llena de la alta cuna de Oriath, quienes venían a disfrutar del sol y de su mutua y brillante nobleza. Era una bella vista, dependiendo del lado donde te encontrases. — La plaza de Oriath |
Te mereces reconocimiento por lo que has hecho, nos has liberado de la opresión del Templario. Pero me temo que has derrotado al mal menor.
Aun así… toma algo. Lo necesitarás en los oscuros tiempos que se aproximan. — Alto Templario Avarius |
El Banquete del Rey es un antiguo ritual nacido en tiempos menos civilizados. Mucho antes de que los Karui siguiesen la Tradición, una tribu conquistaría a otra y se prepararía un banquete para el Rey triunfante. Los platos principales de este banquete se seleccionaban cuidadosamente, por su dulzura y la ternura de su carne.
Verás, cuando los conquistados llenaban el estómago del conquistador, las dos tribus se convertían en una sola.
Y eso es lo que está ocurriendo ahí afuera en Teópolis, justo ahora. La Tribu de Kitava está alimentándose de la Tribu de Oriath, y el banquete no terminará hasta que dos tribus se conviertan en una. — El banquete del Rey |
¿Recuerdas lo que Utula decía sobre Kitava?
“Él es el Atormentado, destinado a alzarse desde la oscuridad… y nosotros, sus hijos, a alzarnos con él".
Estaba ahí todo este tiempo, en ojos demasiado brillantes y sonrisas demasiado amplias. La astucia oculta por la bondad. Conquista llevando la máscara de Libertad. No lo vi porque estaba buscando otra cosa. Esperanza.
El Culto solo quería lo que siempre ha querido. Renacer de nuevo a la imagen de su padre. Son los hijos de Kitava, los primeros de su tribu. A no ser que hagas algo al respecto, no serán los últimos. — Culto de Kitava |
Una vez que Kitava haya consumido cada rastro de carne Oriathana, chupado cada hueso Oriathano hasta dejarlo sin tuétano, concentrará su eterna hambre en Ngamakanui y todo el archipiélago Karui.
Como ya sabes, los Karui lucharán, y lucharán duro, pero necesitarán toda la ayuda que puedan conseguir. Y conozco tres tesoros que podrían marcar la diferencia.
Fueron robados cuando el Templario asaltó Ngamakanui. Un látigo tejido con pelo de Hinekora. Un diente que Tukohama arrancó de su propia boca. Un gancho de pesca que una vez fue la mandíbula de Valako. Juntos se los conoce como los “Tormentos de Kitava” y permanecen en el Relicario que limita con la Plaza de Oriath. Los he visto con mis propios ojos al entregar mensajes a los eruditos que se encontraban allí.
Por favor, ve al Relicario y reclama esos tesoros antes de que lo hagan los hijos de Kitava. — Tormentos de Kitava |
No todos los esclavos creían en las mentiras de Utula. Sé de algunos que han conseguido robar un barco y pronto zarparán hacia Ngamakanui. Con suerte, con estos tesoros a bordo, Valako bendecirá su viaje y soplará con fuerza hacia sus velas.
No, no me voy con ellos. Ayudé a traer la maldición a Oriath, así que ayudaré a salvar lo poco que quede por salvar.
Toma esto, en agradecimiento por ayudar a mantener la Tradición Karui. — Tormentos de Kitava |
Todavía estás vivo. Al igual que Kitava. ¿Qué más necesitas saber?
Encontrarás una manera. En verdad lo creo. — Kitava |
{El prodigio vuelve… ¿Has traído un arma para liberarnos? El hambre del Voraz solamente ha aumentado desde que nos dejaste, y me temo que tus esfuerzos llegan tarde.
A Kitava solamente le queda destruirnos, y los cultistas de nuestro pobre Utula han tomado la ciudad. No hay muchos sitios que queden libres del alcance de las garras de Hinekora, listas para alzarse y agarrarnos nuestros cuellos.}{La prodigio vuelve… ¿Has traído un arma para liberarnos? El hambre del Voraz solamente ha aumentado desde que nos dejaste, y me temo que tus esfuerzos llegan tarde.
A Kitava solamente le queda destruirnos, y los cultistas de nuestro pobre Utula han tomado la ciudad. No hay muchos sitios que queden libres del alcance de las garras de Hinekora, listas para alzarse y agarrarnos nuestros cuellos.} — Saludos |
{Veo tus ojos, exiliado. Te preguntas por qué estoy aquí en vez de en la Torre del Capataz. Te diré la horrible verdad. La torre ha caído debido a los infernales artefactos de Kitava. Esa bruja, Vilenta, tiene la culpa. Bajó una escalera secreta y condujo a los cultistas de Kitava directamente a nuestras camas.
Bannon y yo apenas logramos escapar con vida. Juntos, nos abrimos paso entre las hordas, pero no sirvió. Nos tenían rodeados. Bannon creó una distracción que me permitió escapar. La última vez que lo vi, estaba en lo alto de los tejados, manteniendo a raya a nuestros enemigos, aunque no puedo decir cuánto tiempo aguantará.
Si vas por ese camino, quizás puedas encontrarlo y devolvérmelo. Le he tomado cariño a ese Templario, el fuego de Ngamahu arde dentro de su vientre, no nos irá bien en esta guerra si ese fuego se perdiera.}{Veo tus ojos, exiliada. Te preguntas por qué estoy aquí en vez de en la Torre del Capataz. Te diré la horrible verdad. La torre ha caído debido a los infernales artefactos de Kitava. Esa bruja, Vilenta, tiene la culpa. Bajó una escalera secreta y condujo a los cultistas de Kitava directamente a nuestras camas.
Bannon y yo apenas logramos escapar con vida. Juntos, nos abrimos paso entre las hordas, pero no sirvió. Nos tenían rodeados. Bannon creó una distracción que me permitió escapar. La última vez que lo vi, estaba en lo alto de los tejados, manteniendo a raya a nuestros enemigos, aunque no puedo decir cuánto tiempo aguantará.
Si vas por ese camino, quizás puedas encontrarlo y devolvérmelo. Le he tomado cariño a ese Templario, el fuego de Ngamahu arde dentro de su vientre, no nos irá bien en esta guerra si ese fuego se perdiera.} — Bannon |
Bannon se encuentra vivo y a salvo, y apostaría que en gran medida gracias a ti. Sin él aquí, habría perdido mi cordura o mi vida hace mucho tiempo. Toma este regalo como muestra de nuestro agradecimiento. — Bannon |
Creo que Vilenta no estaba bien de la cabeza. Por las noches, normalmente la escuchábamos gritar en sueños, aterrada por cosas invisibles. Quería arrojarla a las calles, y dejar que las bestias de esta ciudad caída se encargaran de su locura, pero Bannon rechazó dejar atrás a uno de los suyos. Si me hubiese escuchado...
Vilenta creía que si nos entregaba a Kitava, el Voraz la miraría con buenos ojos. Bueno, sí que la miró, pero lo que vio y en lo que se convirtió son cosas de pesadilla. ¿Sus pesadillas, quizás? — Vilenta |
Ahora que has vuelto y hemos conseguido mantenernos fuertes a bordo de este poderoso barco, te pido un favor más: encuentra a la traidora Vilenta y mátala. Aunque desearía verla muerta como venganza por su insurrección, Vilenta se ha convertido en algo mucho peor bajo la radiación de la mirada de Kitava. Debe ser detenida. — Vilenta |
¡Vuelves triunfante de la cacería! Entonces Vilenta está muerta. Desearía poder decir que debemos celebrar, pero con nuestro estado actual, ya tuve todo lo que puedo soportar acerca de banquetes y festines. Aquí tienes. — Vilenta |
Antes de que los dioses se alzaran de las profundidades, Utula y sus cultistas tenían un objetivo en mente. Deseaban ver a Kitava libre para poder preparar su horrendo banquete. Fui lo suficientemente necia como para interpretar estas habladurías teológicas como símbolos de la libertad Karui. Ahora que sus profecías se han cumplido, ¡los cultistas han perdido la cabeza!
Cuesta creer que el fin de los tiempos de la religión que has escogido puede ocurrir, y mucho más que duraría más que las últimas páginas de tu libro sagrado... — Cultistas de Kitava |
En otra vida, quizás Lilly y yo hubiésemos navegado a través de los océanos juntos. Disfruto de su presencia y las conversaciones que genera. Le gusta la aventura, y además posee un optimismo que raramente veo. Espero que una vez que todo esto se resuelva, podamos mantener nuestra amistad. — Lilly |
No disfruto de Weylam tanto como de su nieta, pero Lilly lo aprueba, y yo también lo haré, a no ser que haga algo realmente horrible que me obligue a cambiar de opinión. — Weylam |
Bannon era un hombre a quien he admirado enormemente, quizá incluso amado. Mi corazón ha lamentado verlo separarse de nuestro lado y viajar hacia el hogar de Hinekora. Sin embargo, se ha sacrificado para que podamos vivir, y se mantuvo firme a sus convicciones. Este dios renacido, Inocencia, me llena de malestar. Aunque parece arrepentirse de sus transgresiones del pasado, no creo que deba ser perdonado, ni deba pisar esta tierra más tiempo del requerido. — Inocencia |
¿Un ángel oscuro en tu hombro quizás? En otros tiempos la presencia de este dios me hubiese preocupado, quizás incluso asustado, pero actualmente no puedo permitirme sentir sorpresa. Si te ha ayudado tanto como dices, entonces hemos de suponer que te ayudará hasta la muerte, y eso es lo suficientemente bueno para mí. — Pecado |
El apetito de Kitava ha crecido incluso más de lo que esperaban sus devotos. Su hambre crece rápidamente ahora que sus seguidores pueden mantener el ritmo. Supongo que los canales eran la solución perfecta a su problema. Los convirtieron en un comedero gigante a través del cual traen la comida a su boca a un ritmo más rápido. — Kitava |
{¡Por la luz de Ramako, lo conseguiste! ¡Tú, un mortal, ha cruzado el umbral entre dios y hombre y ha despedazado al voraz!
Siempre tuve esperanzas de que lo lograrías, aunque por la noche me quedaba despierta preocupándome de que quizás esa esperanza era un sueño necio, ¡pero lo has conseguido! Ya no eres un Exiliado, amigo mío. Te honro, y estoy segura de que el resto del mundo también te honrará.
Guardaba esto para un momento especial, no es mucho, pero es tuyo, por favor tómalo.}{¡Por la luz de Ramako, lo conseguiste! ¡Tú, una mortal, ha cruzado el umbral entre dios y hombre y ha despedazado al voraz!
Siempre tuve esperanzas de que lo lograrías, aunque por la noche me quedaba despierta preocupándome de que quizás esa esperanza era un sueño necio, ¡pero lo has conseguido! Ya no eres una Exiliada, amiga mía. Te honro, y estoy segura de que el resto del mundo también te honrará.
Guardaba esto para un momento especial, no es mucho, pero es tuyo, por favor tómalo.} — Kitava |
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