No tengo tiempo para hacer de niñera. Nuestra muchacha más joven, Clarissa, fue a la ciudad a recolectar suministros con su tonto novio, Tolman. Ya se están demorando.
¿Quieres quedarte? Ayúdanos a buscar. Encuentra a Clarissa y a Tolman antes de que los encuentren los Guardias Negros. — Clarissa |
Es bueno verte, hijo de los Ngakuramakoi.
Hay días en que he cuestionado a los Ancestros. ¿Por qué me traerían aquí a Wraeclast, tan lejos de todo lo que amo?
Verte aquí justifica su decisión. Es fácil ser Karui cuando estás rodeado de Karui, pero seguir la Tradición Karui en el reino de Kitava, esa es la verdadera prueba de un guerrero.
Y como dicta nuestro destino, nuestro llamado demanda nuestro sudor y nuestra sangre, todos los días y en todo momento. Nuestra muchacha más joven, Clarissa, fue a la ciudad a recolectar suministros con su tonto novio, Tolman. Ya se están demorando.
Ayúdame, primo. Ayúdame a encontrar a Clarissa y a Tolman antes de que los encuentren los Guardias Negros. — Clarissa |
Tienes el caminar y la gracia de una mujer que conoce a la Muerte íntimamente. Los hombres nacen con ese conocimiento. Nosotras debemos ganárnoslo. Sí, podríamos hablar de muchas cosas, pero no tenemos tiempo ahora. Nuestra muchacha más joven, Clarissa, fue a la ciudad a recolectar suministros con su tonto novio, Tolman. Ya se están demorando.
¿Nos ayudarás, Exploradora? ¿Puedes encontrar a Clarissa y a Tolman antes de que los encuentren los Guardias Negros? — Clarissa |
La Legión de Ébano de Dominus llegó desde Oriath hace algunas lunas llenas. Ahora los Guardias Negros exploran Sarn como los gusanos hacen con un cadáver. ¿Qué buscan? Aquello que es mejor que nadie encuentre. — La legión de ébano |
Tolman está muerto entonces. Otra víctima de la crueldad de Piedad. Quizá la sacó barata. Mira a Grigor para ver lo que implica vivir luego de la influencia de Piedad.
¿No había señales de Clarissa? Entonces ella o bien evitó ser capturada o los Guardias Negros la están conservando por algún otro propósito. De cualquier modo, un rayo de sol bendice su supervivencia. Encuéntrala, antes de que esa luz se agote. — Tolman |
{Maramoa Patua te agradece, exiliado, por traer a Clarissa de vuelta con nosotros. Es el corazón amable de este lugar, un espíritu capaz de amar en este páramo de odio.
Sin embargo, ese corazón amable está en juego. Tolman es muy poco para Clarissa, pero ella no sonreirá hasta que él esté a su lado.}{Maramoa Patua te agradece, exiliada, por traer a Clarissa de vuelta con nosotros. Es el corazón amable de este lugar, un espíritu capaz de amar en este páramo de odio.
Sin embargo, ese corazón amable está en juego. Tolman es muy poco para Clarissa, pero ella no sonreirá hasta que él esté a su lado.} — Clarissa |
Maramoa Patua te agradece, hijo de Ngakuramakoi, por traer a Clarissa de vuelta con nosotros. Es el corazón amable de este lugar, un espíritu capaz de amar en este páramo de odio.
Sin embargo, ese corazón amable está en juego. Tolman es muy poco para Clarissa, pero ella no sonreirá hasta que él esté a su lado.
Hay días en que he cuestionado a los Ancestros. ¿Por qué me traerían aquí a Wraeclast, tan lejos de todo lo que amo?
Verte aquí justifica su decisión. Es fácil ser Karui cuando estás rodeado de Karui, pero seguir la Tradición Karui en el reino de Kitava, esa es la verdadera prueba de un guerrero.
Y como dicta nuestro destino, nuestro llamado demanda nuestro sudor y nuestra sangre, todos los días y en todo momento. Ayúdanos, primo. Ayúdanos encontrando a Tolman. — Clarissa |
Maramoa Patua te agradece por traer a Clarissa de vuelta con nosotros. Es el corazón amable de este lugar, un espíritu capaz de amar en este páramo de odio.
Sin embargo, ese corazón amable está en juego. Tolman es muy poco para Clarissa, pero ella no sonreirá hasta que él esté a su lado.
Tienes el caminar y la gracia de una mujer que conoce a la Muerte íntimamente. Los hombres nacen con ese conocimiento. Nosotras debemos ganárnoslo.
Así que, de una mujer a otra, te pido ayuda, Exploradora. Por favor, encuentra a Tolman por nosotros. — Clarissa |
Tolman está muerto entonces. Otra víctima de la crueldad de Piedad. Quizá la sacó barata. Mira a Grigor para ver lo que implica vivir luego de la influencia de Piedad.
Te entrego esto, en reconocimiento por todo lo que has hecho por nosotros. Lloraremos la muerte de Tolman y atesoraremos la vida de Clarissa. — Clarissa |
Clarissa llorará por Tolman. Debe hacerlo. La nube es más oscura justo antes de la lluvia. — Tolman |
Hargan es un hombre de muchas afirmaciones, y esas afirmaciones rara vez bailan al mismo ritmo. La mentira es una sentencia de muerte en Ngamakanui, por lo que me criaron como una hija de la Verdad. Hargan es hijo del egoísmo. No es un guerrero ni un cantante del espíritu; es un {korangi}. No conozco la palabra correcta en el idioma de Oriath, pero en Karui significa "aquel que gana guerras con promesas falsas". — Hargan |
Grigor está ubicado entre dos mundos. Un pie en este suelo, otro en la tierra del espíritu y la sombra. Cuando hables con él, asegúrate de saber desde qué mundo surgen sus palabras. — Grigor |
El artefacto del Carrete de Cintas... ¿por qué querrían protegerlo los Guardias Negros, también de este lado del río? ¿Por qué es importante para ellos? ¿Y por qué no lo llevaron de vuelta a su campamento?
Solo te ofrezco preguntas, lo sé. ¿Lo encontraste cerca del Templo de Solaris? Quizá es allí donde deberías buscar tus respuestas. — El carrete de cintas |
Es una historia que se suele contar entre los Karui. Cómo Voll de Thebrus se arrodilló ante mi ancestro, el Rey Kaom, y prometió libertad a cambio de guerra. Mientras Voll reunía su Rebelión de la Pureza en el corazón del Imperio, Kaom tomó la cabeza del Señor Lioneye y la costa sur entera hasta la Caleta de la Sirena. Fue la más grande conquista que los Karui han visto jamás. — La rebelión de la Pureza |
El General Gravicius demanda obediencia absoluta a sus Guardias Negros... lo que significa que se ha rodeado de cobardes y de idiotas incapaces de levantar un dedo si no se los ordenan.
Si puedes, cruza el río y mata a Gravicius en su propio Barracón. Estarás arrancando la mente de las cabezas de nuestros enemigos. — General Gravicius |
Eres el verdadero espíritu de {makoru}, el tiburón. No la bestia cobarde que hunde sus dientes en el nadador solitario. Golpeas la {waikoama}, la canoa, y vuelcas un festín de hombres al agua. Los cazadores fueron cazados y serán devorados a gusto y placer.
Toma esto, Makoru. — General Gravicius |
Eres el verdadero espíritu de {makoru}, el tiburón. No la bestia cobarde que hunde sus dientes en el nadador solitario. Golpeas la {waikoama}, la canoa, y vuelcas un festín de hombres al agua. Los cazadores fueron cazados y serán devorados a gusto y placer. — General Gravicius |
Fueron ciudadanos de Sarn... los Imperecederos han estado vagando desde hace siglos. Utilizando sus propios artefactos, es probable que sobrevivan por unos cuantos más.
De cualquier modo, no son inmunes al toque de la mortalidad. Se pueden matar... con un poco de dificultad. — Los imperecederos |
Si supiera cómo cruzar el río en forma segura, estaría vistiendo la cabeza de Gravicius en mi cinturón. — Atravesando el río |
Atravesar las alcantarillas por debajo del río. Debería haber pensado en eso. Sin embargo, cuanto más describes ese menjunje Imperecedero en las alcantarillas, menos quiero verlo.
Si consigues destruirlo, estimo que una tormenta de muerte viviente caerá sobre ti. La oscuridad es su hogar, y nada se sentiría más hogareño para los Imperecederos que una extensión de tuberías oscuras debajo de un río. — Atravesando el río |
Encontraste un modo de llegar al otro lado. Bien, pero no te acerques más por favor. Alcantarilla con un toque de no muerto rostizado... es una poderosa fragancia. Asegúrate de pararte a contraviento de la carpa de Gravicius cuando llegues al Barracón. No querrás perder el elemento sorpresa. — Atravesando el río |
Aún hay una presa ahí afuera. Una bruja sobreexigida, trastabillando desde su oscuridad. Ten una feliz cacería, Makoru. — Piedad |
Has reclamado la más valiosa presa, Makoru. Piedad, la Maestra de la Corrupción. No estoy diciendo que la guerra haya terminado, pero le has dado a Wraeclast un respiro que necesitaba enormemente. Gracias a ti, esta tierra vive para ver un nuevo amanecer. — Piedad |
Has reclamado la más valiosa presa, Makoru. Piedad, la Maestra de la Corrupción. No estoy diciendo que la guerra haya terminado, pero le has dado a Wraeclast un respiro que necesitaba enormemente. Gracias a ti, esta tierra vive para ver un nuevo amanecer.
Y no olvides que le has hecho justicia a Grigor en cierta magnitud. Querrá hablar contigo. — Piedad |
Has reclamado la más valiosa presa, Makoru. Piedad, la Maestra de la Corrupción. No estoy diciendo que la guerra haya terminado, pero le has dado a Wraeclast un respiro que necesitaba enormemente. Gracias a ti, esta tierra vive para ver un nuevo amanecer.
Y no olvides que le has hecho justicia a Clarissa en cierta magnitud. Querrá hablar contigo. — Piedad |
Has reclamado la más valiosa presa, Makoru. Piedad, la Maestra de la Corrupción. No estoy diciendo que la guerra haya terminado, pero le has dado a Wraeclast un respiro que necesitaba enormemente. Gracias a ti, esta tierra vive para ver un nuevo amanecer.
Y no olvides que les has hecho justicia a Clarissa y a Grigor en cierta magnitud. Querrán hablar contigo. — Piedad |
Matar a un hombre como Dominus es un logro digno de Kaom, mi más grande ancestro. Si estuviéramos en Ngamakanui, te nombraría {Makanga}, un guerrero distinguido. Pero no estamos en Ngamakanui. Vivimos en una ciudad de muerte, y mi respeto es todo el honor que puedo otorgarte. — Dóminus |
Has reclamado las más valiosas presas, Makoru. Piedad, y Dominus, Heraldos de la Pesadilla. No estoy diciendo que la guerra haya terminado, pero le has dado a Wraeclast un respiro que necesitaba enormemente. Gracias a ti, esta tierra vive para ver un nuevo amanecer. — Piedad y Dóminus |
Es agradable verte en Sarn de nuevo. Desearía que pudiésemos saludarnos bajo cielos más justos, pero esta ciudad permanece nublada por conflictos.
Lunaris, diosa Eterna de la Luna, y su hermana, Solaris del Sol, se han alzado para reclamar lo que una vez fue suyo. Hermanas iguales en fuerza, poderosos ríos gemelos que convergen y barren todo lo que se encuentran a su paso.
Somos animales arrinconados, esperando el diluvio que seguramente nos ahogue. Sin embargo, existen un par de tesoros antiguos, el Orbe del Sol y el Orbe de la Luna. Son nuestra esperanza… nuestra desesperación. — Solaris y Lunaris |
Estos ojos de búho que tengo han estado observando a la diosa del sol desde lejos. El Orbe del Sol se encuentra en su templo, custodiado por su más ardiente devoto. Un exiliado que, en su locura, se ha hecho llamar a sí mismo “El Amanecer”.
Ese orbe es la semilla que debe ser robada de ese nuevo hijo suyo, y plantada a los pies de su anciana madre. — El orbe del sol |
He estado observando de cerca a ese exiliado devenido en psicópata que se hace llamar, “El Anochecer”. Anochecer llevó el Orbe de la Luna al Lunaris y no ha vuelto con él, al menos hasta donde yo he visto.
No hay duda de que se aferra a ese orbe como si se tratase del pecho de su madre adoptiva. Si consiguieras separarlo de la teta y colocar aquel orbe a los pies de la madre, aún podríamos llegar a ver a la luna caer. — El orbe de la luna |
Por el cielo y la tierra, el poder de los dioses reside en tus manos. Toma estas semillas y plántalas en la fértil piedra a sus pies. En base a lo que pude averiguar, tengo la esperanza de que los orbes forzarán a Solaris y Lunaris a crecer extremidades y carne, y luchar contra ti en una batalla mortal.
Si esto llegase a ocurrir, debes derribar a estas diosas de la misma manera en la que un leñador cortaría un par de viejos árboles obstinados. — El orbe del sol y el orbe de la luna |
Nos has ofrecido el mayor de los regalos. La libertad. Con estas tiranas divinas desaparecidas, somos libres de vivir nuestras vidas como queramos, no como se nos ordene.
En algún tiempo, todo Sarn te lo agradecerá. Pero por ahora, deja que solamente sea yo quien lo haga. — Solaris y Lunaris |
Grigor es la mariposa que ha perdido sus alas debido a un niño cruel, y este lugar de respiro se ha convertido en una jaula para su dolor, un caldo de cultivo de mala memoria. Hablamos y Grigor compartió su decisión conmigo. Ya no puede vivir con el tormento que Piedad le inyectó en su corazón.
Como el poeta guerrero que es, Grigor se ha aventurado hacia lo desconocido, para encontrar la cura para su cuerpo y su mente, o morir en el intento. — Grigor |
Los Muertos no aman a los vivos, y los vivos no pueden amar a los Muertos. La gente teme aquello que no puede entender. Entiendo a Clarissa. No me asusta. Estoy asustada por ella. — Clarissa y Tolman |
Si yo soy un búho observador entonces tú eres el halcón valiente, cayendo en picado con garras afiladas hacia la serpiente enroscada en el cuello del niño. Clarissa portará esa herida por el resto de su vida, pero me alegro de que hayas estado allí para salvarla de correr la misma suerte que Tolman.
Quizás ahora que Clarissa ha perdido su amor por la muerte, pueda finalmente abrazar la vida. — Clarissa y Tolman |
{Me encontraba buscando comida para nuestro campamento. Era como un gato acechante, pero lo que vi marchando a través de las ruinas me hizo sentir como un pequeño ratón.
Guerreros vestidos con gemas pisoteando la tierra, liderados por su más fuerte luchador… un Capitán. He oído acerca de estos legionarios gemitas, cómo una vez fueron las espadas personales del Emperador Chitus. Pero ahora se alzan de nuevo, con su Capitán al frente. Tragándome mi miedo, seguí al Capitán y encontré una fuerza reunida dentro de la Puerta del Grano.
Exiliado, sé que no es justo que te lo pida, ya has hecho muchas cosas por nosotros, pero si pudieses encontrar al Capitán y asesinarlo junto con sus hombres, te honraría enormemente.
Nuestro pequeño pueblo no sobreviviría una matanza como la que seguramente esté planeando hacer el Capitán.}{Me encontraba buscando comida para nuestro campamento. Era como un gato acechante, pero lo que vi marchando a través de las ruinas me hizo sentir como un pequeño ratón.
Guerreros vestidos con gemas pisoteando la tierra, liderados por su más fuerte luchador… un Capitán. He oído acerca de estos legionarios gemitas, cómo una vez fueron las espadas personales del Emperador Chitus. Pero ahora se alzan de nuevo, con su Capitán al frente. Tragándome mi miedo, seguí al Capitán y encontré una fuerza reunida dentro de la Puerta del Grano.
Exiliada, sé que no es justo que te lo pida, ya has hecho muchas cosas por nosotros, pero si pudieses encontrar al Capitán y asesinarlo junto con sus hombres, te honraría enormemente.
Nuestro pequeño pueblo no sobreviviría una matanza como la que seguramente esté planeando hacer el Capitán.} — La legión gemita |
Andaban por nuestra tierra en tiempos de grandes luchas: sombras crueles y horribles, proyectadas contra la pared de arcilla de las viviendas en ruinas. El taumaturgo Malachai las creó a partir de las ambiciones de sus oscuras imaginaciones.
El Emperador Chitus creía que los legionarios le pertenecían, que todos los hombres gemitas se moverían al compás del latir de su corazón cristalino. Pero a medida que la silueta del emperador flaqueaba y caía, opacada por la luz de verdaderos hombres, algunos miembros de la legión perduraron.
El cataclismo convirtió a los legionarios en monstruos, hombres irracionales no-muertos. Sin embargo, este Capitán parece haber recuperado sus facultades, algo de su vieja inteligencia militar.
Me preocupan el resto de sus soldados, porque pueden crecer de ser máquinas de matar irracionales en algo muchísimo peor. — Legionarios gemitas |
Mi valiente halcón retira otra serpiente de la larga hierba. Te ofrezco una recompensa, pero mi mente sigue inquieta. El Capitán se encuentra pudriéndose en el suelo, rodeado de moscas, pero si los legionarios gemitas pueden recuperar su sensibilidad, ¿no es posible que todas las monstruosidades Imperecederas puedan hacer lo mismo?
Mis pensamientos se dirigen hacia las madrigueras y aposentos debajo el suelo de Sarn. ¿Podría existir una nueva civilización de no-muertos creciendo y preparándose bajo tierra en este mismo instante? Tales pensamientos no ayudan a conciliar el sueño. — La legión gemita |
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